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LOS POBLADOS DE COLONIZACIÓN DE SAN ISIDRO DE ALBATERA Y EL REALENGO.

Por Irene García Antón, catedrática de arte, de Universidad de Alicante.

Extracto de un amplio estudio realizado por la autora.

Con la evidente precariedad de medios de todo tipo que se desprende de la inmediatez de la guerra, unos cuantos recién estrenados arquitectos que conforman esa “primera generación” desplegaron todos sus esfuerzos para conseguir recuperar la arquitectura española partiendo del determinismo que la situación sociopolítica y económica les deparaba.

Dentro del Plan de Reconstrucción Nacional estaba previsto elaborar un inventario de la riqueza agrícola del país con el fin de intervenir mediante procesos de colonización, y con la aplicación de planes de repoblación y de comunicaciones entre los pueblos.

Todas las premisas básicas están explicitadas en una conferencia dada en la 2ª Asamblea Nacional de Arquitectos que tuvo lugar en 1940. En ese mismo año saldría una Ley que regularía todas las actuaciones que en principio debía tener el recientemente creado Instituto Nacional de Colonización, y que contaba también con Servicios de Arquitectura.

Para el departamento de Regiones Devastadas primero y para el Instituto Nacional de Colonización cinco años más tarde, en 1947, trabajó el arquitecto José Luis Fernández del Amo: Anduve por la geografía nuestra, ahuyentando la imagen colosal de la granarquitectura para encontrar en sus rincones habitados  la que fuera

Una de tantas zonas en las que intervino como urbanista y arquitecto Fernández del Amo fue la conocida con el nombre de El Saladar en las prolongaciones S.E. de las sierras de Albatera y Crevillente, en la provincia de Alicante. Dada la composición del suelo estos terrenos, pese a los intentos de saneamiento llevados a cabo tiempo atrás, continuaban siendo improductivos.

Al finalizar la contienda se impone el incremento de la producción agrícola nacional, y en ese marco se halla la zona de El Saladar, para la cual el Instituto Nacional de Colonización pretende:

el saneamiento de terrenos pantanosos, la modificación de las condiciones económicas mediante la puesta en regadío de 6.000 a 8.000 Ha de tierras improductivas; la resolución del problema social existente, al permitir asentar en los nuevos regadíos de cuatro a cinco mil familias.

En esta zona se crearon en proceso de asentamiento de los colonos llevado a cabo por el Instituto Nacional de Colonización dos núcleos urbanos como unidades autónomas, pero administrativamente dependientes de otros municipios.

La mejor descripción y la más breve de aquellos dos núcleos urbanos nos la ofrece el propio autor del proyecto, Fernández del Amo, quien especifica el número de viviendas y las construcciones con las que cuenta tanto el centro cívico como el religioso. Al describir el poblado más extenso y el que primero se proyecta, San Isidro de Albatera, evidencia tener en cuenta el medio rural en el que se gesta, y la preocupación por armonizar, su arquitectura con el paisaje, idiosincrasia de los habitantes y demás elementos determinantes del lugar.

Si una de las vertientes más significativas de la arquitectura de José Luis Fernández del Amo era el trazado y arquitecturas de los nuevos poblados rurales, la otra radica en la espacialidad de su arquitectura religiosa.

Una nueva visión conceptiva de lo sagrado aparece tras la segunda guerra mundial y las nuevas doctrinas conciliares. Se caracteriza por una mayor sencillez por medio de materiales y técnicas inspiradas en principios de economía, así como la ausencia de monumentalidad en aras de la utilización de la escala humana y de espacios agradables que propicien el acercamiento. Las iglesias de José Luis Fernández del Amo responden a este tipo.El arquitecto escoge a tres artistas de la zona, que destacaban por su capacidad creativa y su buen hacer e integra en sus templos de El Saladar: el mosaico y la vidriera a cargo de Manuel Baeza Gómez (1911-1987), la escultura de Adrián Carrillo García (1914- 1979) y de José Luis Sánchez (1926- ), Y la pintura de Antonio Hernández Carpe, “Carpe” (1923-1977).

En el mes de junio se entregó esta lámina a nuestros socios: GORGA,1971. Realizado por Joaquín Pérez Vegara.

 

n2 Irene García Antón