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Esta revista que tiene en sus manos quiere mostrar parte de un esfuerzo colectivo que es la base de este ateneo en el que tienen cabida todos los alicantinos y los que conviven con nosotros sin importar su procedencia.

Formamos parte de la historia de Alicante desde el año 1839 con interrupciones en el tiempo. Somos un grupo dentro de esta sociedad a la que aportamos nuestro esfuerzo e intentamos sobrevivir a las dificultades –que cada día son más- con gran dosis de ilusión y esperanza.

Somos útiles a la sociedad alicantina luchando por nuestra cultura, la cual tenemos siempre presente ante quienes primero confían en nosotros que son nuestros socios.

Somos prácticos, sabemos que sin la ayuda de las instituciones no podríamos subsistir. La gran cantidad de gastos que conlleva mantener nuestra sede, nos obliga a solicitar ayudas, para poder –con nuestra contraprestación- asumir obligaciones de tipo laboral, como son: nóminas, impuestos, intereses… y un largo etcétera sin el que no podríamos tener el mantenimiento de esta sede que se encuentra en el centro de Alicante y que tanto necesita de que se le preste atención. Teniendo en cuenta que a veces no es cuestión de dinero, sino de voluntad política y de sensibilidad de quienes son responsables sociales y políticos.

Agradecemos por ello en esta ocasión la gran ayuda prestada por la Excma. Diputación Provincial, que es quien hace que llegue hasta sus manos esta mínima muestra de lo que hacemos en el Ateneo. Igualmente el apoyo y las palabras de su Presidente D. José Joaquín Ripoll Serrano y del Diputado D. Pedro Romero Ponce. Asimismo, el patrocinio de nuestro Premio Nacional de Poesía en su XVI edición, que recuerda a los poetas alicantinos Manuel Molina y Vicente Mojica.

Agradecemos también la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Alicante. Con el Patronato Municipal de Cultura siempre hemos mantenido buena relación, y aún esperamos seguir manteniéndola.

También nuestro agradecimiento para con los responsables de la Caja Ahorros del Mediterráneo.

Vamos a celebrar dentro de poco los 25 años desde que estamos en la calle Navas 32 al servicio de la Cultura de Alicante, no lo olviden. Trabajamos no solo para nosotros sino para que las próximas generaciones. Para que puedan disfrutar de este Ateneo que fue la primera institución cultural alicantina según el libro del historiador D. Vicente Ramos Pérez, socio de este Ateneo y a quien agradezco su apoyo para con el mismo y su disponibilidad para colaborar con nosotros cuando se le requiere.
   Gracias a todos. 

    El Romanticismo, que alumbró el nacimiento y constitución de la provincia de Alicante en 1833, fecundó la que he denominado Generación de 1850 y dio vida al primer Ateneo lucentino con el nombre de “LICEO ARTÍSTICO Y LITERARIO DE ALICANTE” (1839-1849).
En una casa del paseo de la Reina, junto al convento de las monjas Capullichas, se acordaron los primeros estatutos. Formaron su inicial Junta Directiva: presidente, Barón de Petrés; vicepresidente, Francisco Antonio Jover; secretario, Francisco de Paula Mota; censor, Mariano Fernández; conservador, Emilio Jover, y tesorero, Tomás Carratalá.
La inauguración se llevó a efecto en la Casa Consulado el 8 de agosto de 1839, y, en su transcurso, se oyeron palabras de Francisco Antonio Jover y de Joaquín María López, quien “a ruegos de un gran número de socios –leemos en el Cuaderno Primero del Liceo-, sorprendió a todo el concurso con una improvisación análoga a las circunstancias”. Luego, sonaron arias y coros, se interpretó selecta música, fueron recitados poemas originales de Nicasio Camilo Jover, José Peyret, María de los Dolores Viñedo, Pío de la Sota, Miguel de los Santos Álvarez, etc. y se admiraron los cuadros expuestos.

El nuevo espíritu resplandece en el mencionado Cuaderno: “nuestra época es de acción, de actividad y de energía; y los habitantes de esta capital no podrán dejar de bendecir a los que tuvieron la feliz idea y la perseverancia necesaria para fomentar en ella la literatura y las artes, que, con tanta negligencia, yacían aisladas en este país, habitando en el estrecho gabinete de algún literato o artista que vegetaba sin protección ni brillo, y que, siendo apenas conocido de sus conciudadanos, de poca o ninguna utilidad podía ser a un pueblo tan acreedor por su eminente patriotismo a que se le fomente e instruya, si es que se desea encaminarlo al lugar que debe ocupar en un siglo de ilustración y de progreso”.
Durante esta década, sobresalieron los escritores Juan Vila y Blanco, Nicasio Camilo Jover, Luis Campos Doménech, Joaquín María López, Manuel Ausó Monzó; el pintor José Peiret; el arquitecto Emilio Jover, el músico Vicente Clavea, etc.
Su sede quedó instalada en la calle San Pascual, número 1, de donde pasó a la de Argensola, 19, en la que se habilitó un salón para actos académicos y representaciones teatrales. Y, “allí, se rindió culto a todo lo bello. La poesía, la música, el canto, la pintura, el dibujo y la declamación, todo fue admirablemente interpretado por sus socios”.

 

n3 Presentación Editorial